El mundo actual es difícil de
sobrellevar con su estrés constante, su ritmo acelerado y cambiante y la
indiferencia de los seres humanos entre sí. Con estas condiciones, no es
extraño que surjan explicaciones que aunque rayen en la pseudociencia tengan
gran aceptación entre la gente que se identifica con ellas. Tal es el caso del
surgimiento de la “Nueva Era” o New Age que
es un término que se refiere a una nueva etapa de la humanidad definida a
partir de cambios astrológicos.
Los partidarios de esta creencia suponen el nacimiento de niños especiales conocidos como niños índigo, cristal, arcoiris y diamante.
Se dice que los niños índigo son aquéllos
que tienen un aura de color azul, poseen alta sensibilidad y receptividad, un
espíritu combativo y tienden a romper estructuras sociales. Se han descrito
como extrovertidos, originales, creativos, tenaces y rebeldes que denuncian y
no temen la confrontación. Se afirma que comúnmente se les diagnostica como hiperactivos
y que su período de mayor aparición fue de 1945 a 1980.
A los niños cristal, los partidarios
de la Nueva Era les atribuyen una vibración energética muy alta, enorme
sensibilidad, espiritualidad y vulnerabilidad. Dicen que son introvertidos pero
afectuosos y que su misión es de iluminación a la humanidad y de pacificación. Afirman
que en ocasiones se les diagnostica como personas con déficit de atención,
síndrome de Asperger o autismo y que su período de mayor aparición fue de 1980
a 2005.
Con relación a los niños arcoiris,
comentan que son niños sensibles, intuitivos, muy amorosos y con capacidad de
relacionarse en la sociedad, además de que tienden a ser sanadores. Se cree que
su período de mayor aparición comenzó en el 2005. Mientras que se dice que los
niños diamante son muy inteligentes pero como su energía está muy dispersa podrían
pasar su vida sin llamar la atención y que su período de mayor aparición comenzó
en el 2015.
La existencia de los niños índigo
fue propuesta por la autoproclamada psíquica Nancy Ann Tappe en 1982 en su
libro “Comprendiendo tu vida a través del color”. En ella, la autora afirma
haber percibido un aura azul en muchos niños nacidos en la década de los 70.
Esta idea fue popularizada a finales del siglo XX con el libro “Los niños
índigo” escrito por Lee Carroll y Jan Tober, relacionándolos inclusive con un
origen extraterrestre.
En la actualidad, la idea de estos
niños especiales, incluyendo también a los adultos en los que se convirtieron,
es muy popular y tiene varios partidarios entre las personas que se identifican
a sí mismos o a sus hijos con esas explicaciones que por ahora no tienen
sustento verdadero y en sicología y demás ciencias de la salud, esta
clasificación no es aceptada.
Curiosamente, en medicina si existen
los llamados niños de cristal que son aquéllos que padecen la llamada
osteogénesis imperfecta, una debilidad que provoca que los huesos sean tan
frágiles que se rompan con cualquier cosa. Los niños que la padecen no viven
mucho tiempo, precisamente por esa condición, pero existen casos de aquéllos
que luchan en contra de todos los pronósticos como: el estadounidense Michael
J. Anderson que pese a su enfermedad y a no poder caminar, se convirtió en
actor con participación en Twin Peaks, entre otros proyectos; el mexicano Mario
Domínguez que rebasó su esperanza de vida y que después de titularse como
ingeniero en sistemas, se convirtió en un experto en el área; el estadounidense
Doug Herald que siendo un niño de cristal se convirtió en atleta y llegó a practicar
el deporte del remo adaptativo a nivel competitivo; y el jordano-británico Nabil Shaban que
se convirtió en escritor y actor de teatro, televisión y cine, participando
entre otros proyectos en “Los hijos del hombre” dirigida por Alfonso Cuarón.
En
este sentido, por su valor y coraje, a muchas personas que pese a una condición
negativa, cualquiera que fuera, logran superarse, sí que podría catalogársele en
sentido metafórico como personas diamante, de oro o de platino... ¿no crees?
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